Larga marcha china por el Sur Global y la economía política de la que no se habla
(En los últimos dos años, disminuí la frecuencia de mis artículos en la columna Navegar río arriba hasta casi detenerla; quedó a mitad del río peruano que baja cargado de aguas turbias, muy turbias. Anduve terminando de escribir un largo trabajo resultado de más de 50 años de investigaciones a lo largo y ancho de nuestro suelo siguiendo las huellas dejadas por Mariátegui y Arguedas. El desafío mayor para lo que queda de la izquierda, y para las ciencias sociales es ofrecer una visión global e histórica del Perú, casi 100 años después de Mariátegui y 50 después de Arguedas. El resultado es: PERÚ: VOLVER A EMPEZAR DESPUÉS DE LA PROMESA INCUMPLIDA DE LA REPÚBLICA-ESTADO-NACION 1824-1924, en 3 volúmenes, que se publicará entre marzo y diciembre de 2025. Tres meses después de terminar el libro III, retomo la pluma para comentar lo que ocurre en el día a día del país).
El último momento de la presencia china en Perú acaba de tener lugar en la inauguración del Puerto de Chancay, dos semanas atrás. El primero fue la llegada a mitad del siglo XIX de los culíes, chinos pobres contratados por dos años para trabajar en las haciendas del norte, reemplazando a los esclavos negros, que se quedaron prácticamente como nuevos esclavos en condiciones durísimas impuestas por los hacendados, gracias a los traficantes europeos de hombres en el mercado internacional de trabajo. No se borra en mi memoria la huella de dolor y rabia que sentí cuando vi aquella fotografía histórica de un culí, obrero agrícola trabajando con los pies encadenados para que no huya. El segundo corresponde a los migrantes chinos que huyeron de las haciendas confundiéndose con amores de mujeres campesinas del norte, y aprendiendo a vivir en libertad con su saber cocinar, en condiciones diferentes y con ingredientes suyos y nuestros que terminan siendo simplemente nuestros. Los chinos de la esquina y con sus chifas fueron claves para que se conviertan en parte del Perú sin olvidar su procedencia china. El tercero está marcado por los profesionales hijos de chinos en varias generaciones (médicos, ingenieros, sociólogos, antropólogos). El cuarto corresponde a la llegada de inversiones y productos chinos de todo tipo, desde 1990 (minas Marcona, las Bambas, Chinalco Toromocho, Marcona Shougang; compra de empresas eléctricas (Luz del Sur, Enel Perú), China controla el 100 % de la electricidad en Lima), nuevas compañías de construcción, (China Gezhouba Group Company Perú, China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC), China Railway Construction Corporation (CRCC), China Railway Engineering Group Nº 10 Sucursal del Perú, China Camc Engineering co., ltd. sucursal Perú, China Railway Tunnel Group co. ltd, sucursal del Perú, Consorcio Checsac cccc4th, Sinohydro Corporation Limited Sucursal del Perú, China Railway 20 Bureau Group Corporation Sucursal del Perú, China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC)). Importamos productos de todo tipo de China, desde autos, refrigeradoras, hasta palitos de dientes. El quinto y último aparece en el Puerto de Chancay, con el presidente Xi Jinping, por el momento segundo líder más importante del mundo, dado el peso de la economía china que está a punto de dejar atrás a Estados Unidos, y afianza su presencia comercial con su inversión en infraestructura portuaria en Chancay y asegurar su liderazgo comercial en América del sur y América latina, por sus inversiones crecientes en México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile y Ecuador y otros países.
Todos los chinos peruanos o en Perú, han sido requeridos ahora por el presidente Xi Jinping en nombre del reencuentro del marxismo chino con la cultura de cinco mil años de su pueblo
Inauguración del puerto de Chancay
Como pocas veces en la historia, Perú tiene una pequeña carta en el juego de las potencias mundiales. Gran sorpresa: Xi Jinping y Joe Biden en el centro del escenario político: el primero, inauguró el puerto de Chancay, financiado con una inversión de algo más de mil trecientos millones de dólares y una proyección de cinco millones en algunos años más; el segundo, ofreciendo regalos: 65 millones de dólares para la lucha contra el narcotráfico, unos helicópteros, una locomotora y 40 vagones en desuso en California luego de 40 años de servicios, que la alcaldía de Lima recibirá pagando 24 millones de dólares para revivir el tren Lima-Chosica sin tener en cuenta que la línea 2 del metro en construcción cubrirá dos tercios de esa distancia, sin que haya planificación alguna para articularse con estaciones de conexión, indispensables si se piensa resolver con algo de seriedad el problema del transporte en Lima. A simple vista, Estados Unidos llegó tarde, con muy poco en las manos y los chinos tienen una propuesta comercial de primer orden desde hace 30 años para afianzar su creciente influencia en Perú, América latina y el Caribe.
Ante los ejecutivos de primera línea de la “Comunidad empresarial” asistentes a la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), Xi Jinping, secretario general el Partido comunista y Presidente de la República Popular China, leyó su discurso Captar la Tendencia Predominante de Nuestro Tiempo y Fomentar Juntos la Prosperidad Mundial, que es un documento muy importante porque en sus breves páginas expresa la posición oficial china sobre la coyuntura económica mundial. Ocurrió eso que en lenguaje popular se expresa diciendo “Le digo a Juan (Perú) para que escuche Pedro [Estados Unidos]”. Expertos y diplomáticos norteamericanos estarán analizando a fondo los discursos y artículos del líder chino a propósito del puerto de Chancay en noviembre 2024.
Por su ubicación geográfica, y por su calado o profundidad de 17.8 metros el puerto de Chancay, muy carca de los 20 metros del puerto de Shangay, podría convertirse en el más importante de América del Sur. Parece muy bien encaminada la alianza comercial de China con América latina y despierta un entusiasmo muy grande en el mundo oficial peruano. Para el 70 % de peruanas y peruanos, aquellos que no compran periódicos, solo leen sus titulares en puestos de esquinas y parques y no siguen el lenguaje ajeno de los periodistas radiales y de televisión, y que no tuvieron presencia oficial alguna en el show de tres días, seguramente fue divertida la inauguración con juegos de luces, dragones, fuegos artificiales, varias danzas y la infaltable danza de tijeras, cuando de dar una muestra de la llamada “cultura nacional” se trata. Saben poco o nada de la APEC, pero todas y todos en Perú compramos productos chinos tarde, mañana y noche. Lo mismo ocurre en Estados Unidos, Europa, Asia, África y Oceanía. Punto grande y clave para China; visible ausencia de Estados Unidos.
“Pensamiento de Xi Jinping”: el “sur global” como novedad frente al “norte global”
Escribió el líder chino en su discurso:
“Tan temprano como en la segunda mitad del siglo XVI, la "Nao [nave] de China", cargada de seda y porcelana, ya emprendió su largo viaje hacia ALC, [América latina y el Caribe] iniciando así los primeros contactos amistosos entre ambas partes”.
Se trata de una larga marcha, tal vez con algo de ceda y porcelana, pero sí con todos los productos chinos que llegan a los mercados del mundo desde hace más o menos 30 años. Serán una novedad los autos eléctricos listos en el puerto de Shangay para ser enviados a Chancay.
“Hoy, centenares de años después, los países de Asia-Pacífico con China y los de América Latina incluidos ya están profundamente integrados a la globalización económica. Ya somos una comunidad interdependiente de intereses comunes y futuro compartido donde todos prosperamos juntos o perdemos juntos. Al mismo tiempo, el mundo ha entrado en un nuevo período de turbulencias y transformaciones. El unilateralismo y el proteccionismo desenfrenados y la creciente fragmentación de la economía mundial amenazan con revertir la tendencia hacia la globalización económica. Los graves desafíos son, para nosotros, como navegar río arriba, si no avanzamos, retrocederemos. Es de nuestra decisión…” […]. La globalización económica, siendo un requerimiento objetivo para el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad y un resultado natural del progreso científico-tecnológico, representa una majestuosa corriente histórica. A pesar de los contravientos y resacas, la tendencia de avance de la globalización económica nunca ha cambiado. Obstruir la cooperación económica bajo pretextos de toda índole y obstinarse en dividir el mundo ya interdependiente es dar marcha atrás en la historia.
Hemos de trabajar juntos por promover una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva, para que beneficie mejor a distintos países y comunidades.
Primero, hemos de persistir en tomar la innovación como fuerza propulsora y promover un crecimiento robusto de la economía mundial. La innovación científico-tecnológica es la fuente de la productividad. Nos es menester poner en pleno juego el papel de empoderamiento de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes, e inyectar enérgico dinamismo a la economía mundial con la nueva ronda de la revolución científico-tecnológica. Debemos adherirnos al concepto de beneficiar a toda la humanidad con los resultados del desarrollo científico-tecnológico, ayudar a los países en desarrollo a fortalecer la construcción de sus capacidades al respecto, y facilitar el flujo de los conocimientos y las tecnologías a nivel mundial.
Segundo, hemos de persistir en avanzar en sintonía con los tiempos y promover la reforma del sistema de gobernanza económica global. Hemos de apegarnos al principio de consultas extensivas, contribución conjunta y beneficios compartidos, dar impulsos para que el sistema de gobernanza económica global refleje mejor la nueva realidad de la configuración económica mundial, y elevar continuamente la representatividad y el derecho a voz del Sur Global, con vistas a garantizar la igualdad de derechos, de oportunidades y de reglas para todos los países en la cooperación económica internacional. Debemos defender el sistema multilateral del comercio centrado en la Organización Mundial del Comercio, propulsar la estructuración de un sistema económico mundial abierto, y salvaguardar la estabilidad y la fluidez de las cadenas industriales y de suministro globales”. (Las negritas son de RMR).
El pensamiento de Xi Jinping fue saludado por la presidenta Boluarte con inmensa alegría, compartida por las derechas, porque nada sería mejor para ellas que oír como música celestial el futuro beneficio del “mega puerto” para la economía peruana. Arrobadas por ese encanto, la señora y sus aliados que ven comunistas, senderistas y terrucos en todas partes, no tuvieron en cuenta que Xi Jinping es secretario general del Partido Comunista chino y que la señora Boluarte premió con una de las medallas peruanas más importantes al presidente de la República Socialista de Vietnam que surgió en 1976 de la unificación de los vietnamitas del norte y sur, luego de la victoria militar sobre el poderoso y débil ejército de Estados Unidos. Su lección de enorme oportunismo político para privilegiar sus simples intereses económicos -tan grandes como un elefante- no fue vista por los analistas políticos especialistas en el día a día, y ciegos para tomar en cuenta nuestro pasado cercano y lejano y el vínculo estructural profundo que liga la política a la economía.
“Gran camino inca para la nueva era” al lado de la cultura china de cinco mil años
El gobierno chino de hoy quisiera que Perú siga el “Gran camino inca para la nueva era”. Esta tesis reivindica las culturas peruanas pre hispánicas cuyas contribuciones fueron recogidas y potenciadas por los incas. Para formularla de ese modo, XI Jinping tuvo en cuenta la cultura china de cinco mil años de existencia continua. Aproximadamente, son también cinco mil los años comparables de nuestras culturas luego de haber llegado diez mil años antes, en oleadas sucesivas por el extremo norte de Rusia. El origen asiático común de los pueblos peruanos y chinos es el punto de partida de la incorporación de la cultura en el análisis económico y político de Xi Jinping que es, sin duda, la originalidad de sus propuestas en su segundo paso por APEC y Perú. Son milenarios nuestros pueblos, mientras la cultura norteamericana solo tiene 250 años gracias a la contribución anterior de las culturas egipcia, sumeria, griega y romana.
Volver los ojos sobre la milenaria cultura china que se remonta a tiempos de Confucio, 500 años antes que los de Cristo, parece ser una necesidad sentida por Xi Jinping y sus compañeros de aventura y ruta para lo que él llama una nueva adaptación del marxismo chino a la realidad e historia china. Menos de 200 años tiene el marxismo y es un producto eminentemente occidental. Con esa lógica de tomar en cuenta la larga duración en el análisis histórico, Xi Jinping distingue claramente las adaptaciones después del marxismo de Mao entre 1922, particularmente desde 1949 a 1976 (triunfo de la larga marcha y construcción del comunismo chino hasta su muerte). Den Xiao Ping puso el primer grito de cambio a partir de 1980 y abrió el camino a lo que sus adversarios llamaron “revisionismo pro capitalista” por su propuesta de promover el crecimiento de la economía como condición para evitar el colapso de la política comunista. Es probable que Den Xiao Ping no haya imaginado siquiera que veinte años después, el partido comunista chino aprobaría bajo su dirección la coexistencia de dos sistemas: comunista y capitalista. Hoy, habría que agregar una precisión: dentro del sistema capitalista coexiste un capitalismo de estado al lado de una burguesía que se expresa en la aparición de grandes fortunas individuales como la del señor Zhang Yiming, dueño de Tik tok, el hombre más rico de China en 2024. No sabemos hasta cuándo durará esa coexistencia de lo que en realidad es tres en uno.
Partir de lo que fue la gran civilización china significa tomar en cuenta la contribución de Confucio que no fundó religión alguna pero sí dejó una leyenda y muchas huellas en los pensamientos surgidos de su caminar y meditar. Su punto de partida fue tomar conciencia del sufrimiento humano que deriva de los deseos que se persiguen y no se realizan; la salvación sería posible si se renuncia al deseo y si se vive rectamente con altruismo, equilibrio, respeto del pasado y de todas las personas. Ese es el camino de la ética y la moral, por el que puede llegarse al nirvana como un estado de paz. Más tarde, Xi Jinping precisará probablemente la conexión de su marxismo chino con el pensamiento de Confucio, como un recurso para conseguir el apoyo y complicidad del pueblo chino con el proyecto político-económico-cultural de su gobierno y partido.
Alrededor de 1964 y 1965 Mao Zedong abrió las puertas de lo que llamó una “revolución cultural” que generó muchas expectativas en la izquierda del mundo porque prometía ir más allá de los cambios políticos y económicos realizados por su partido para dejar atrás el conservadurismo de la cultura tradicional china y la influencia de lo que se llamó “pensamiento burgués” en las filas del partido. Se iniciaría el reino de las “cien flores”. Poco tiempo después, no pudo ser mayor la decepción porque la llamada “revolución cultural” fue un arreglo de cuentas con los “enemigos del partido” que al criticar libremente tanto a los miembros del partido como al proceso de construcción del socialismo camino al comunismo, fueron calificados como “enemigos” y pagaron con sus millones de vidas la osadía de criticar abiertamente lo que vieron y sintieron. Al apelar a Confucio como parte de la civilización china, Xi Jinping plantea el tema de la civilización y cultura de modo diferente a lo ocurrido con aquella “revolución cultural”.
Si Xi Jinping leyó a Mariátegui, él y sus servicios político-académicos deben saber que entre Mariátegui y la burguesía peruana y los militares que sostienen a la presidenta Boluarte, hay una distancia mayor que la que separa a los puertos de Chancay y Shangay. Mientras el líder chino cita a nuestro ilustre Amauta, quienes tienen el poder en Perú no tienen ni idea de lo que él propuso para Perú, pero sí lo consideran como inspirador de comunistas, senderistas y terrucos, como un modo de negar la idea misma de una izquierda peruana que tome en cuenta las raíces nuestras en los últimos cinco mil años. En otra ribera, tendrán duro trabajo los marxistas-leninistas-maoístas que quedan en Perú para situarse en la escena política actual y ofrecer algunas opiniones. El mismo desafío compromete a quienes seguimos en la izquierda siguiendo las huellas de Mariátegui, y a quienes no.
Ausencia de la economía política, aunque la procesión va por dentro
En los acuerdos y compromisos firmados entre participantes peruanos y extranjeros en el puerto de Chancay se habló solo de lo comercial. ¿Y la política?, ¿y la posibilidad de una confrontación entre China y Estados Unidos por la supremacía en el mundo anunciada por Samuel P. Huntington en 1996? Lo ideal es analizar la política y la economía juntas para no caer en el grave error de creer o hacer creer que van “por cuerdas separadas”. Las procesiones políticas para seguir siendo “El número 1” (Estados Unidos) o ser “el país eterno” (China) van por dentro, y no se resolverán en el corto plazo si tomamos en cuenta que los chinos razonan en función de la continuidad de cinco mil años de su cultura y no de la urgencia norteamericana de un país que en solo 250 años de historia propia se ha convertido en el país más poderoso del mundo. Samuel P. Huntington, el politólogo de Harvard en un artículo publicado en la Revista Foreign Office (1993) fundada por él, y en el libro de 1996 con el mismo nombre Choque de civilizaciones, propuso tomar en cuenta a la cultura y a las civilizaciones como parte del análisis político sobre el creciente conflicto entre Occidente (Estados Unidos) y Asia (China): “El tema central de este libro es el hecho de que la cultura y las identidades culturales, que en su nivel más amplio son identidades civilizacionales, están configurando las pautas de cohesión, desintegración y conflicto en el mundo de la posguerra fría” (Huntington p. 15). Constató entonces que Occidente estaba perdiendo parte de su preponderancia frente a las civilizaciones asiáticas que han aumentado su fuerza política, militar y económica:
“El desarrollo económico del este de Asia ha sido uno de los hechos más importantes que ha tenido lugar en el mundo en la segunda mitad del siglo XX. Este proceso comenzó en Japón en los años cincuenta, y durante algún tiempo se pensó que esa nación era la gran excepción: un país no occidental que se había modernizado con éxito y se había convertido en económicamente desarrollado. Sin embargo, el proceso de desarrollo económico se extendió a los “cuatro tigres" (Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Singapur) y después a China, Malasia, Tailandia e Indonesia, y está prendiendo en Filipinas, la India y Vietnam. En muchos casos, estos países han mantenido durante una década al menos tasas medias de crecimiento anual de entre el 8 y el 10 %, o más. Una expansión igualmente espectacular del comercio ha tenido lugar, primero entre Asia y el resto del mundo, y después dentro de Asia. Esta productividad económica asiática contrasta de forma palpable con el modesto crecimiento de las economías europea y estadounidense y con el estancamiento que se ha extendido por gran parte del resto del mundo". (pp. 96-97)
En 1996 las grandes civilizaciones actuales serían: 1) Occidental, 2) Latinoamericana, 3) Africana, 4) Islámica, 5) China, 6), Hindú, 7) Ortodoxa, 8) Budista y 9) Japonesa. Ese conjunto de reduciría a dos: occidente como civilización dominante y el resto. Huntington sostuvo la decadencia de la civilización occidental y planteó la pregunta ¿Puede Occidente renovarse, o la continua degeneración interna simplemente acelerará su final o su subordinación a otras civilizaciones económica y demográficamente más dinámicas? la creencia de Occidente en la universalidad de su cultura adolece de tres males: es falsa; es inmoral; y es peligrosa.
Como Estados Unidos y los países occidentales están en decadencia y China está es un innegable ascenso, Huntington señaló que la confrontación entre ambos adversarios (considerados como enemigos de un lado y del otro) sería inevitable en el mediano o largo plazo y que, en esa perspectiva, irán tejiéndose y destejiéndose alianzas para reforzar sus respectivos bloques. En opinión de Huntignton el choque de civilizaciones se expresaría en algunas oposiciones como las siguientes:
Si ambas fuerzas en conflicto tomasen en serio el grave peligro atómico, su confrontación podría ser contenida y se reforzarían las posibilidades de entendimientos diversos. En las reuniones de APEC y la inauguración del puerto de Chancay, Xi Jinping privilegió netamente su posición formal en defensa de una economía de paz que asegure “un mundo multipolar, de paz y armonía entre naciones”.
Desde que Huntington planteó su hipótesis sobre el choque de civilizaciones en 1996, la posibilidad de una próxima “guerra entre Estados Unidos y China”, es un punto permanente de especulación y evaluación. Mientras China tiene una presencia comercial significativa en cerca de 100 puertos del mundo y sin ninguna base militar en países extranjeros, a Estados Unidos parece importarle menos atravesar los océanos con barcos de mercancías, pero sí conservar y consolidar su presencia militar. En tiempos de paz se prepara la guerra y en tiempos de guerra, el ejército ganador impone la paz que quiere y le conviene; recomienzan los ciclos en una espiral de armas más sofisticadas para matar.
La especie homo sapiens a la que pertenecemos los 8,400 millones de habitantes del planeta tierra, es guerrera desde que apareció hace doscientos mil años: por múltiples razones nos matamos unos a otros todos los días de cada año en muchos puntos del planeta y corremos el riesgo de desaparecer si las potencias dejan caer sus bombas atómicas. El oficio de matar es una profesión en casi todos los Estados-naciones. El capitalismo no inventó las guerras, simplemente las heredó, las recrea y crea como el modo se resolver sus disputas por el poder en el mundo.
Ocupar todos los espacios económicos posibles para convertirse en la primera potencia económica del mundo, es la estrategia comercial china, mientras la norteamericana apunta a no perder su condición de “N° 1”. Todo indica que sube China y desciende Estados Unidos. Militarmente, Estados Unidos es la primera potencia y China le sigue los pasos, pero la geopolítica militar favorece ampliamente a Estados Unidos. David Vine, antropólogo de la Universidad de Princeton, publicó en 2015 un libro sobre las Bases militares en el mundo, cuestionándolas y señalando que es la red militar más grande en la historia del mundo:
“Aunque Estados Unidos tiene desde hace mucho tiempo bases militares en el extranjero, antes de la Segunda Guerra Mundial no se conocía este despliegue masivo de fuerza militar a escala mundial. Hoy, setenta años después de aquella guerra, todavía hay, según el Pentágono, 174 bases militares estadounidenses en Alemania, 113 en Japón y 83 en Corea del Sur. Hay cientos más repartidas por el planeta en Aruba y Australia, Bahréin y Bulgaria, Colombia, Kenia y Qatar, por nombrar sólo algunos. En todo el mundo tenemos bases militares en más de setenta países. Aunque pocos ciudadanos estadounidenses se dan cuenta, probablemente tengamos más bases militares en tierras de otros pueblos que cualquier otro pueblo, nación o imperio en la historia del mundo” […]
Según mis muy conservadores cálculos, el costo total de mantener bases y personal militar en el extranjero alcanza al menos 71.800 millones de dólares cada año y podría fácilmente estar en el rango de 100 a 120.000 millones de dólares. Esa cifra es mayor que el presupuesto discrecional de cada agencia gubernamental, excepto el propio Departamento de Defensa. Y esta cifra ni siquiera incluye el gasto en bases en zonas de guerra en el extranjero. Si incluimos el costo de las bases y tropas en Afganistán e Irak, en 2012 el total superó fácilmente los 170.000 millones de dólares”. […] “En lugar de estabilizar regiones peligrosas, las bases extranjeras con frecuencia aumentan las tensiones militares y desalientan las soluciones diplomáticas a los conflictos. La ubicación de bases estadounidenses cerca de las fronteras de países como China, Rusia e Irán, por ejemplo, aumenta las amenazas a su seguridad y los alienta a responder aumentando su propio gasto militar. De nuevo, imaginemos cómo responderían los líderes estadounidenses si Irán construyera incluso una sola base pequeña en México, Canadá o el Caribe.” Fuente: David Vine, Base nation: How U.S. military bases abroad harm America and the world. (Base nacional: Cómo las bases militares en el extranjero dañan a Estados Unidos y al mundo), Originalmente editado en New York por Metropolitan Books, 2015. Citas de una edición digital en inglés.
Las cifras son aplastantes: como primera potencia económica, política y militar, tiene distribuidos en el mundo a 223,224 soldados en 746, puntos estratégicos en 80 países. Vigilan y controlan el mundo entero para no poner en peligro su dominio y actuar rápidamente con su gran capacidad de fuego en defensa de sus intereses bajo los paraguas “libertad”, “democracia”, “mundo libre”, “occidente”; sin nunca atreverse a decir “en defensa de las ganancias de “nuestras grandes empresas y de nuestro capitalismo”.
Island of Shame: The Secret History of the U.S. Military Base on Diego García - Isla de la vergüenza: historia secreta de la base norteamericana en Diego García
En otro trabajo, David Vine cuenta también una tragedia humanitaria casi desconocida, la de los habitantes de las Isla Chagos en el Océano Índico. Entre 1968 y 1973, el Reino Unido y Estados Unidos se aliaron para crear en ella una base militar llamada Diego García, expulsando a 1500 o 2000 chagosianos, pobladores de esa isla en el archipiélago de Chagos, descendientes de esclavos africanos e indios. Las autoridades limitaron los suministros a las islas, obligando a muchos a irse por la falta de recursos. Luego, los que quedaron fueron deportados en condiciones inhumanas y dejados en otras islas como Mauricio y Seychelles, donde tuvieron que enfrentar una pobreza extrema y discriminación. El exilio destrozó sus vidas: familias separadas, enfermedades como la diabetes y una profunda tristeza que él llama "sagren", y generaciones que no pudieron reconstruir su identidad cultural.
La base en Diego García se convirtió en un punto estratégico para Estados Unidos, utilizada en conflictos como las guerras de Irak y Afganistán, e incluso albergó un centro secreto de la CIA. La base se mantiene oculta al ojo público, mientras los chagosianos siguen luchando por regresar a sus tierras. Aunque han presentado demandas legales y recibido apoyo internacional, sus intentos de repatriación enfrentan muchos obstáculos políticos y económicos. Vine critica cómo los gobiernos involucrados justificaron la expulsión como una necesidad militar y mantuvieron mentiras sobre la falta de habitantes en Diego García”. Fuente: Vine, David (2009) Island of shame: the secret history of the U.S. military base on Diego García. Published by Princeton University Press. Princeton, New Jersey.
Ubicación de la base Diego García (Isla de Chago) en el Océano Indico
Fuente: Porter, Tom (2019) Así es Diego García, la base naval secreta que Estados Unidos tiene en mitad del Océano Índico, Recuperado de: https://www.businessinsider.es/diego-garcia-base-naval-secreta-tiene-estados-unidos-484777
Distancias desde Diego García a los países en el Océano Índico
Fuente: Redacción InfoVeloz (2014) La misteriosa isla donde podría estar el avión de Malaysia, Recuperado de: https://www.infoveloz.com/post/la-misteriosa-isla-donde-podria-estar-el-avion-de-malaysia_120183.
(El 8 de marzo de 2014, el vuelo 370 de Malaysia Airlines desapareció cuando iba en ruta de Kuala Lumpur a Beijing con 239 personas a bordo. Sigue siendo uno de los misterios más grandes de la historia de la aviación. Múltiples búsquedas han fracasado hasta hoy. Información de CNN en español).
El gráfico precedente muestra la importancia geopolítica de la base Militar de San Diego, situada al centro del Océano Índico para alcanzar objetivos en India (China), África, Indonesia, África y al norte el Canal de Suez, en el mar Mediterráneo. (Sugiero ver un video difundido por Tiktok en: Fuente: [@questionfacts_t] Diego García - Base militar secreta de los Estados Unidos en el Océano Índico [Video]
El “club atómico o nuclear” formado por Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China, Israel, India, Pakistán, Corea del Norte, y Sudáfrica. (Irán estaría buscando su bomba nuclear). Habría también un “Club de los que tienen portaaviones”, que parecen aeropuertos flotantes: Estados Unidos tiene 11, de los 19 que hay en el mundo; China, Reino Unido e India cuentan con dos cada uno; Rusia y Francia solo tienen uno. Si China construyera 5 portaviones más hasta 2030, y si estos llevaran bombas atómicas, la superioridad china en los océanos Índico y parte del Pacífico podría estar asegurada.
¿Es inevitable una guerra entre Estados Unidos y China?
Para cerrar este artículo es pertinente volver sobre la pregunta ¿es inevitable una guerra entre Estados Unidos y China? Una formulación como esta fue sugerida por Huntignton en el preciso sentido de que se trataría de una confrontación posible solo en el largo plazo. No se trata de una guerra después de la inauguración del Puerto de Chancay. Todo indica que ambas potencias tendrán que resolver en algún momento quién vence a quién, como ha ocurrido con todas las confrontaciones entre estados naciones antes de 1914 y luego de esa fecha entre grandes bloques. Las bombas atómicas que destruyeron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, acabaron con la resistencia del ejército japonés y sellaron la derrota del bloque alemán-italiano-japonés. Solo Estados Unidos tenía la bomba. Hoy, no. Los clubes atómicos y de portaviones aseguran que quienes la usen primero, recibirán una respuesta con otra u otras bombas atómicas. Como este desenlace no aparece en el horizonte próximo, las fuerzas en presencia se preparan para la guerra “en tiempos de paz”. Mientras no tengan seguridad de ganar y de imponer su paz seguirán preparándose. Por eso, los gastos militares de las potencias son inmensos y sirven como locomotoras para asegurar el avance de las economías capitalistas en el mundo.
Cuando le preguntaron a Einstein, cómo sería una tercera guerra mundial, habría respondido: "no lo sé, pero sé que la cuarta será con palos y piedras". El filósofo inglés Bertrand Russel habría dicho, después de una próxima guerra mundial, la siguiente sería con hachas. ¿Podrían los burgueses que controlan la economía del mundo renunciar a sus ganancias y dejar caer el capitalismo para evitar una próxima guerra?
Después de la inauguración del puerto de Chancay, el Perú tiene asegurado un sitio como peón de una partida de ajedrez en la que Estados Unidos, China y sus respectivos bloques en formación y desarrollo apuestan por la supremacía política, económica, militar y cultural en el mundo. Parece que ambos bloques no tienen en cuenta que son responsables de la destrucción del planeta y del peligro de desaparición de nuestra especie humana que el calentamiento global multiplica. Ojalá fuese posible discutir de estos grandes temas de fondo y salir del provincialismo que reduce nuestra realidad a las fronteras del Estado-nación y a la suerte de la “democracia” que decenas de politólogos repiten todos los días en Perú.
Palo a los centenares de politólogos, grandes especialistas en la defensa de la democracia sinónimo de libertad, mundo libre, occidente.