Cuando la encuestitis electoral seguía multiplicándose, anunciando una probable victoria de Profesor Castillo y una tercera y última derrota de la Señora K, una espantosa masacre de 16 personas en San Miguel del Ene, VRAEM, volvió a sacar, de modo muy oportuno, el miedo al comunismo y a Sendero Luminoso para asustar a los votantes, a solo quince días de la segunda vuelta electoral. Un crimen como ese merece una condena sin atenuantes, independientemente de quiénes lo cometieron y por qué. Pocas horas después de ese asesinato, cuando probablemente humeaban aún los leños y los restos calcinándose de las víctimas, en un comunicado público, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, afirmó rotundamente que fue Sendero Luminoso el autor de la masacre; así, a secas, como si no supiese que SL como tal ya no existe, y como si quienes leemos sus comunicados no supiésemos que el problema principal en el VRAEM es el narcotráfico y no la sobrevivencia de uno de los últimos descendientes de los hermanos Quispe Palomino, un desprendimiento de SL después de la caída de Feliciano.
¿Hizo el Comando Conjunto una fulminante investigación para concluir de ese modo? No habría, en consecuencia, necesidad alguna de investigar los hechos, salvo para conocer los detalles que no alterarán la conclusión. Un día después, corrigió su propia versión diciendo que fueron los narco-terroristas; aunque, por otro lado, la policía volvió a reproducir el viejo ritual: “se han iniciado las investigaciones y… los responsables recibirán las sanciones correspondientes”.
Lo que quiero en este artículo es responder a la pregunta ¿Qué queda de Sendero Luminoso? Para responderla tenemos que renovar una vieja batalla que dura tanto como nuestra especie homo sapiens: memoria versus olvido. Del lado de la memoria están las víctimas de todo tipo y del lado del olvido los victimarios. En la orilla de la memoria estamos también quienes buscamos la verdad desde la ciencia y la Academia, los periodistas de investigación que no se confunden con los periodistas aspirantes a estrellas en la farándula de los medios de comunicación del pensamiento único, y algunos periodistas que no son de investigación, pero tienen un firme compromiso con la verdad. A los victimarios les interesa sepultar la verdad; los familiares de las víctimas y a quienes les interesa buscar la verdad, hacen lo posible por encontrar los trozos de huesos que hablan y cuentan lo que verdaderamente pasó. Es una de las lecciones ofrecidas por la Antropología forense, en Perú, Argentina y Kosovo, por ejemplo.
Uno, Sendero Luminoso ayer (1971-1992-2000)
Cuando Sendero se levantó en Chushi, Ayacucho, en 1980, quemando las ánforas, sin pedir votar por fulano o no votar por sutano, anunció que quería demoler el Estado, destruirlo, comenzando desde abajo, en las comunidades campesinas a las que consideraron parte del “Estado feudal”, pueblos, distritos, provincias y restos de haciendas no tocadas, o tocadas a medias por las reformas agrarias de 1962,1963, 1954 y 1969; advirtió también, que partiendo del campo llegaría luego a la ciudad en una “guerra prolongada”. Convencido de sus propias fuerzas, de su consigna maoísta, “el poder nace del fusil, negó toda posibilidad de alianzas. Luego de su imaginada y deseada victoria, Abimael Guzmán estaba seguro de que construirían una sociedad democrático popular y, luego, comunista, en la que todos serían iguales.
Entre 1980 y 2000, produjeron apagones constantes, voladuras de torres, de puentes, de centros de investigación, destruyeron unidades de producción como la de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, algunas de las Sociedades Agrícolas de Interés Social, SAIS, regalando el ganado fino, vacuno y ovino a las comunidades; mataron (“ajusticiaron”) autoridades comunales, municipales, departamentales, diputados, dirigentes políticos, sindicales, oficiales de las Fuerzas Armadas y Policiales, dirigentes como María Elena Moyano; de comedores populares y vasos de leche, profesores universitarios, estudiantes, etc. Los senderistas sembraron el miedo por donde pasaban o donde se quedaban. Por su parte, las Fuerzas Armadas y Policiales respondieron a los senderistas haciendo en buena parte lo mismo, en una especie de disputa de quién es peor que quién, tal como lo prueban los nueve volúmenes del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, de 2003.
En esos veinte años, el miedo se instaló en todo el país. Nos enseñaron a sentirlo; millones de peruanas y peruanos vivimos asustados. Habrá; sin duda, valientes que no lo sintieron, no tengo por qué generalizar.
Dos. 1992, ¿Quién derrotó a sendero? Pregunta equivocada. Responsabilidad de Abimael en esa derrota. Sendero Luminoso, hoy.
Cuando en setiembre de 1,992, SL anunciaba que estaba cerca de llegar a la última fase de su revolución, se produjo una sorpresa extraordinaria: en una casa de Surco-Lima, cayó preso Abimael Guzmán, mientras el Presidente Fujimori pescaba en Iquitos, sin saber nada de esa operación policial. Unas semanas antes, la revista Caretas presentó un mapa del Perú partido en tres: un trozo para Ecuador, otro para Brasil, y el último para Chile, como consecuencia de una probable destrucción del Perú. Esa captura fue, con certeza, el golpe más duro sufrido por SL. La victoria militar sobre SL abrió una disputa notable: muchos se declararon vencedores individuales. Alberto Fujimori fue el primero, luego el general Hermoza Ríos, también Vladimiro Montesinos, y el general Ketin Vidal. En este bloque de supuestos vencedores, suele confundirse la victoria militar sobre SL con la captura de Abimael Guzmán. Desde otra orilla, se insistió en el rol decisivo de los campesinos, de las rondas campesinas e, incluso, de los evangélicos. En ninguna de ambas orillas se toma en cuenta la propia responsabilidad de Abimael Guzmán. Esta es una tesis que defiendo desde hace tiempo, agregando un elemento nuevo. Ni un solo hombre o mujer, ni un único elemento explican los fenómenos sociales. Son muchos los factores que actúan simultáneamente, aunque no todos tienen la misma importancia para explicarlos.
Como ha ocurrido en numerosas luchas armadas del mundo, la caída del dirigente número uno no implica el abandono de la lucha y alguien del comando, ocupa inmediatamente su lugar. Lo ocurrido con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, de más de 50 años de lucha, es un ejemplo muy cercano. Lo nuevo del Perú y la experiencia de SL, fue la decisión de Abimael Guzmán de detener la lucha armada y negociar la paz con el gobierno de Fujimori a partir de una nueva tesis: con su detención, las condiciones objetivas de la guerra habrían cambiado y se imponía una nueva etapa de negociación para obtener la paz y su propia liberación. El pacto de paz aseguraría que en algún momento él sería liberado; en consecuencia, su puesta en libertad pasó a ser lo más importante. Los principales dirigentes de SL, presos en diversas cárceles del país, fueron traídos a lima en helicópteros de las fuerzas armadas, para sellar un acuerdo con el gobierno. Una foto histórica de ese encuentro fue difundida por la prensa; Fujimori y Montesinos ofrecieron una torta de cumpleaños y se supo que Abimael Guzmán y su segunda esposa, tuvieron el permiso para reunirse una noche como pareja. Solo una, después volvieron a sus celdas correspondientes. De ese modo, la cúpula de SL selló el abandono de la lucha armada.
Este abandono produjo una profunda división de SL en tres segmentos: el primero, de dirigentes y militantes leales que lo aceptaron y pasaron a defender la libertad de Abimael Guzmán; el segundo, formado por un pequeño núcleo de dirigentes que rompieron con la línea llamada traidora y que formaron el grupo “Proseguir” para continuar la lucha armada. El tercero, probablemente más numeroso, optó por retirarse de la lucha con el probable argumento “si el camarada Gonzalo abandona la lucha, habría que hacer lo mismo que él y regresar a casa”. Del primer segmento nació el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales, MOVADEF, con dos etapas; una, para pedir la libertad de Abimael Guzmán y; otra, para tratar de crear un partido político que participe en las elecciones sin renunciar a las ideas de su “Presidente Gonzalo”. Esa fracción no logró ninguno de sus objetivos, algunos de sus dirigentes han fallecido, otros están presos y los que quedan tienen muy poca actividad.
De la nueva agrupación formada para Proseguir la lucha armada, salieron los los hermanos Quispe Palomino, presentes en Viscatán, corazón geográfico de lo que ahora se llama el VRAEM. El nuevo nombre adoptado por los guerreros de Viscatán es “Militarizado Partido Comunista del Perú”; en el volante que este partido habría dejado en el lugar de la masacre del 23 de mayo, se lee “! Viva el marxismo-leninismo-maoísmo principalmente el maoísmo!”, ! Poner al maoísmo como mando y guía de la revolución proletaria socialista mundial !” En este cambio de nombre del partido de SL se encuentran dos diferencias de primer orden; de un lado, su insistencia en la lucha armada; y de otro, desaparece el “pensamiento de Gonzalo” pero se mantiene la lealtad al maoísmo. Las conclusiones que derivan de estos hechos son dos: de un lado, el antiguo Partido Comunista del Perú prácticamente no aparece más; de otro, no tiene sentido confundir al partido militarista del VRAEM, con el antiguo Partido comunista del Perú. Es posible que existan grupos que traten de revivir el partido, pero hasta ahora no se manifiestan públicamente o lo hacen tímidamente.
Tres, Coca y cocaína en el VRAEM, narcotráfico y último remanente de Sendero.
Entre los contrafuertes de la selva alta de los departamentos de Junín, Huancavelica, Ayacucho y Cuzco, se encuentran los valles que se forman enlas orillas de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, VRAEM. En los últimos 50 años o más, migrantes andinos fueron llegando allí, atraídos por el cultivo de la coca, el más importante de la región, y otros como el café; también una avanzada de senderistas cuando a partir de 1985 o 1986 trató de abrir un frente de guerra que les sirviera, además, de refugio para escapar de la dura ofensiva militar en Ayacucho, el Valle del Mantaro y Lima. Pronto, fue inevitable el encuentro con los productores de coca, pasta básica de cocaína y cocaína. Se afirma que el VRAEM produce un tercio de la coca, que la pasta básica y la cocaína salen principalmente a Huancayo, y que las avionetas clandestinas las llevan a Bolivia y a Brasil. Al quedar solos en el gueto del VRAEM y al ver que sus nexos con la política nacional fueron perdiéndose, los guerreros maoístas del partido militarizado comunista del Perú entraron en el mundo de la coca y la cocaína, protegiendo con sus hombres armados la producción y comercialización de los diferentes grupos, bandas o carteles de narcotraficantes y, probablemente, también asumiendo ellos mismos su propia producción. Separar en esas condiciones la política del narcotráfico tendría poco sentido.
En ese pequeño mundo de coca, cocaína, bandas de narcotraficantes y un remanente político de SL, se encuentran el Estado y sus unidades de gobierno municipal, distrital, provincial, regional y militar con cuarteles abiertos en los últimos años. Se encuentran en el VRAEM algunos der los pueblos indígenas, históricos habitantes originarios de la Amazonía, como los asháninkas, creadores de sus espacios de producción de vida, cada vez más reducidos. Religiosos católicos y evangélicos están ahí tratando de capturar y salvar las almas de los nativos, colonos y pobladores de los centros urbanos que aparecen y crecen con sus comerciantes y actividades de servicios. El dinero de los narcos crea las condiciones para que en todas partes aparezcan bares, clubes nocturnos y cuchipampas (pampas de chanchos en quechua), nombre de los prostíbulos del VRAEM. Ese es el otro rostro del crecimiento de la economía y de la modernidad.
En ese pequeño mundo complejo, actúan la policía, el ejército y la marina. ¿Sabemos algo de lo que policías y los soldados hacen para cumplir sus misiones?,¿No tienen algo que ver con el narcotráfico?, ¿Por una avioneta que cae, cuántas otras vuelan libremente?, ¿Por cada mochilero que cae abatido con su carga de pasta o de cocaína, cuántos otros siguen adelante?, ¿Hay algún interés de los medios de comunicación del pensamiento único por conocer a fondo estos problemas? Si es cierta la versión que los policías y los militares se negaron a ir a recoger los 16 cadáveres por falta de protección para ellos, es inevitable preguntarse ¿quién protege a quién? Si la versión es cierta, no habría protección oficial, gubernamental, policial, estatal y el VRAEM sería una especie de tierra de nadie o del más fuerte. Si así fuera, ¿quién son los fuertes y los más fuertes? En ese mundo de narcotraficantes sobran los discursos políticos y hasta allí no llegan los partidos. Será por eso que tienen poco que decir y, menos, qué propuestas de cambio ofrecer.
Cada que hay una asonada, una rebelión o una masacre como la del 23 de mayo, los diarios y noticieros de radio y canales de TV, se llenan de versiones oficiales y de algunas versiones diferentes y contrarias. Una semana después, pasa la ola y siguen las olas siguientes. Por ahí pasa uno de los caminos del olvido. Con el correr de los días algo nuevo sabremos de lo ocurrido en San Miguel del Ene para que el pozo de la memoria sea más profundo.
Cuatro, “¡Qué miedo! los senderistas están a punto de tomar Lima y el Perú”.
Cuando en la campaña electoral, surgió el Profesor castillo con su color de la tierra, su novedad de un cambio en el país para que no haya más pobres en un país de ricos, las fuerzas del orden, del sagrado crecimiento por encima de todo y de la corrupción, apelaron a los sambenitos del comunismo y de SL para asustar a quienes quieran votar por el profesor. La masacre en San Miguel del Ene -instantáneamente atribuida a SL y, luego, a los “narco-terroristas”- cayó de perilla para sacar al miedo del closet y de debajo de la cama, presentarlo a cada segundo, estableciendo la aparente e inmediata conexión entre esa barbarie, el Profesor castillo y sus aliados políticos. No les importa la verdad, sino la utilidad política de establecer esa conexión para obtener más votos. En este punto preciso, los defensores del orden capitalista y de la corrupción, son devotos creyentes del viejo principio “el fin justifica los medios” e ignoran que una posición ética alternativa es estar convencidos de que son más importantes los medios de los que nos servimos que los fines que queremos.
Para terminar, quisiera dejar planteada una pregunta más; si se quiere, la del millón: ¿Por qué desde 1992 hasta hoy, las fuerzas policiales y militares no han podido derrotar al contingente primero senderista y luego anti senderista en el aparentemente inexpugnable Viscatan?
En 2,000 Alberto Fujimori declaró que SL había sido militarmente vencido. 21 años después, el enemigo “vencido” de ayer continua en el VRAEM, muy disminuido, con sus dirigentes históricos muertos. ¿Sigue siendo tan fuerte si solo le quedan 140 hombres armados? ¿Será que se le mantiene ahí como una reserva de miedo para momentos electorales? ¿Qué tiene que ver el narcotráfico en toda esta historia?
Tendrá sus razones el señor Fernando Rospigliosi, para ofrecer alegremente que en seis meses podrá acabar, solo él, con ese enemigo “senderista”. Si por algún recurso mágico cumpliese su promesa, dejaría a las fuerzas policiales y armadas en una muy mala situación. El ex radical de izquierda, ex ministro del interior, experto en seguridad y terrorismo es, desde hace alagunas semanas, miembro del equipo técnico de la señora K, con el encargo de salvarla de la derrota. Sería una pena grande que, si no cumple con su tarea, el llamado enemigo senderista continúe quién sabe por qué tiempo más en el VRAEM.
Otros son los miedos reales de hoy: morirse por pobres, por volvernos pobres, por falta de oxígeno, por no llegar a una UCI, por tener hambre, por la destrucción de la Amazonía, por el envenenamiento de las aguas en las cuencas de los ríos, por la multiplicación de feminicidios, por la imposibilidad de dar a los hijos una computadora y un celular para seguir sus clases virtuales, etc.
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