Según la primera encuesta de Ipsos (18 abril), para ganar la segunda vuelta al profesor Castillo le faltarían 8 puntos; a la señora K, 19. A la señora K, le queda una esperanza de sumar algunos votos recomendados por el escritor Vargas Llosa. Será una desilusión más para ella porque esos votos aumentarían unas gotas en el caudal de las derechas, de eso que se llama los sectores A, B y C, letras que esconden a las clases dominantes y sus aliados en las capas medias. A los votantes de los sectores C y D, letras que esconden a las clases populares, campesinos, indígenas, y migrantes en los sectores urbanos, el consejo político de Vargas Llosa les dirá poco o nada. Todo indica que la contienda electoral se decidirá en los pueblos jóvenes, asentamientos humanos, barrios populares y comunidades andinas y nativas; allí donde el profesor tendría ya una clara mayoría; podría ganar si sigue con su lápiz, su sombrero, su caballo y su palabra sencilla, en la campaña que le queda en todo el país.

Si lo que digo se confirma, el profesor Castillo, maestro-campesino y sindicalista magisterial, como candidato del pueblo, ganaría por primera vez en la historia peruana una elección presidencial y las izquierdas competidoras podría tener su primera oportunidad de construir un gobierno distinto y opuesto a los gobiernos de los últimos 200 años de la república fallida en Perú. Por su parte, la señora K, única candidata presidencial de la historia para quien la Fiscalía pide 30 años de cárcel, sufriría su tercera y última derrota.

Faltan 45 días para la segunda vuelta. Podrían ocurrir algunas sorpresas; es cierto. Pero los vientos de un cambio en serio pasan por el lápiz, el sombrero, el caballo y la palabra sencilla del profesor, entendible por los árboles y las piedras.


(Foto: EFE)