Hoy, 31 de mayo, ha fallecido Aníbal, exactamente 48 años después de la muerte de su padre en el terremoto de Yungay, cuando escribía en el patio de su casa un texto en favor de las comunidades de las tierras altas. Nació en Yanama, provincia de Yungay. Hablaba y cantaba en quechua. Ingresó a San Marcos en tiempos de Bustamante y Rivero y en otras universidades de estados Unidos consolidó su sólida formación en historia, luego en antropología, sociología, literatura y economía. Fue profesor visitante en muchas universidades del mundo entero. Académico y político; político y académico. 

En su larga vida escribió mucho para entender nuestro país, y para pensar el socialismo como socialización del poder frente a la colonialidad del poder que se impuso en el mundo a partir de la conquista de América y el primer mercado con las monedas de plata de Potosí.

Su deseo juvenil de cambiar el mundo, le duró toda la vida: muchas veces cantamos la samba Piedra y Camino, del gran poeta y cantor argentino Atahualpa Yupanqui , cuyos versos lo conmovían hasta a las lágrimas: “Del cerro vengo bajando/ camino y piedra/ traigo enredada en el alma viday/ una tristeza/. Me acusas de no quererte/ no digas eso/ tal vez no comprendas nunca/ viday por qué me alejo/. Es mi destino/ piedra y camino/ de un sueño lejano y bello viday/ soy peregrino/. Por más que la dicha busco/ vivo penando/ y cuando debo quedarme viday/ me voy andando/. A veces soy como el río/ llego cantando/ y sin que nadie lo sepa viday/ me voy llorando”. El wayno preferido de Carmen Pimentel, el amor de toda su vida, era y seguirá siendo “La flor de la chirimoya”.

Tuvo un papel importante en la izquierda peruana luego de haber fundado la Revista /Sociedad y política/ y formado el Movimiento Revolucionario Socialista, MRS, que propuso la Comunidad Autogestionaria de Villa el Salvador (CUAVES) que fue la primera y hasta ahora la única propuesta socialista alternativa. Por ese atrevimiento, el general Velasco lo deportó a México, también a Julio Cotler. A los comunistas y maoístas de todos los colores tampoco les gustó la osadía de no seguir el pensamiento oficial de Moscú o de China. Antes, la dictadura de Odría lo envió a la cárcel. Como él decía: “fue un tiempo de leer”.

Su mirada fue siempre de largo plazo. Crítico duro del aprismo, del velasquismo, del fujimorismo, se mantuvo como socialista autónomo convirtiendo en realidad la propuesta mariateguista “sin calco ni copia”.

Un hondo abrazo para Carmen, Piero y Rodrigo, en estas duras horas de despedida.


Fotos: Luis Rodríguez Pastor